CASTILLO

Siglo relevante: XV.

 

Antiguo emplazamiento ibérico y más tarde romano, ocupado posteriormente por los visigodos. Los árabes lo conquistaron denominando a esta plaza Ghenghalet. De la influencia árabe quedaron en el recinto fortificado elementos defensivos diversos, como las entradas en codo, con recorridos entre varias puertas sucesivas que obligaban a giros de noventa grados, las torres albarranas, construidas exentas al exterior del recinto y unidas algunas de ellas a éste por puentes o arcos, hoy todavía quedas restos de la antigua “Puerta Herrada”, construida sobre dos torreones exentos en el “Pilar” y “Escurrizo”, o las “corachas”, entendidas estas, bien como galerías subterráneas que comunicaban con tomas de agua o pozos, o bien como líneas de murallas que conectaban con torres alejadas del recinto, que cumplían la misión de aguada o control.

 

Hasta mediados del siglo XIV se fusionaron las fortificaciones islámicas y cristianas con la construcción de torres albarranas y corachas o sistemas de aljibes de técnica musulmana construidos la mayoría de las veces por alarifes mudéjares. Ordoño II de León intentó su reconquista, pero será finalmente el Reino de Aragón quien lo logre. Desde el siglo XII fue disputada y alternativamente poseída por Aragón y Castilla. Usurpado por Alfonso VIII de Castilla, recobrado para la Corona de Aragón durante la minoría de Fernando IV de Castilla, volvió de nuevo a sus manos. Quedará definitivamente en poder del Reino de Castilla, a partir de Alfonso X “el Sabio”. No restan vestigios, en el castillo, de la fortaleza musulmana ni del primer castillo cristiano, pues el actual es del siglo XV. En 1449 adquirió la fortaleza Juan Pacheco, maestre de Santiago y marqués de Villena, reconstruyendo los desmochados muros del antiguo castillo, dándole el empaque y la forma que aún hoy vemos en la altura.


En el castillo de Chinchilla se organizó la vida en torno al patio de armas y se construyó una gran torre a la manera centroeuropea, en ella se concentraba toda la carga simbólica del acto de pleitesía entre el rey o el señor y sus vasallos, de ahí que recibieran en España el significativo nombre de torre del Homenaje. La ostentación en la arquitectura militar llevó a que Juan Pacheco, marqués de Villena, rematara la espléndida torre con parapeto volados sobre matacanes. La torre del Homenaje asumió el uso residencial. Cuando la artillería hizo su aparición, la fortaleza se rodeó de un profundo foso tallado en la misma piedra, con torres de planta circular, en las que se abrían numerosas bocas de tiro o troneras, que por su forma circular delataban su uso para armas de fuego.

 

Levantado por Juan Pacheco, emplazado en un cerro que domina la llanura por donde pasa la autovía de Madrid a Alicante. Era sitio fuerte, difícil de atacar por ser el cerro abrupto y podía ser defendido con poca gente por tener un gran foso a la redonda, excavado en la roca viva, que aumentaba la altura de sus ya elevados muros, que se cruzaba por dos puentes de madera. En 1479 fue anexionado a la corona de Castilla, liberándolo del marqués de Villena. El más famoso de sus huéspedes fue César Borgia, hermano de Lucrecia e hijo predilecto de Alejandro VI, a quien trajo el Gran Capitán preso a España, en 1504, por orden de Fernando El Católico. Este rey, celoso de los agasajos que la ciudad del Turia le dispensaba a los Borgia, y acusándolo de la muerte del duque de Gandía, lo envió preso al Castillo de Chinchilla, propiedad del duque de Maqueda.

 

Todavía en el siglo XVII, conservaba muchos de los aposentos interiores como salas, caballerizas, capilla, cocina, etc. Destacaba la gran torre del Homenaje, cuyas paredes tenían cuatro varas de ancho. En su base había un aljibe y sobre él dos plantas que ocupaban todo el espacio hueco de la torre, sobre cuya bóveda se emplazaba la terraza almenada. Durante la guerra de Independencia, este castillo despertó la codicia de las huestes napoleónicas, en la persona del Mariscal Soult, quien ordenó a Drouet su conquista. En 1812, los chinchillanos, para defenderlos sufrieron los horrores de un sitio de varios días.

 

Su planta forma un polígono con cortinas encuadradas por grandes cubos, torreones cilíndricos bastante salientes que permiten el tiro de flanqueo, y otras torres intermedias de menores dimensiones, además de los torreones con escudos signo de pertenecer a don Juan Pacheco, sobre sus dos torreones de entrada se fijaron en piedra los dos calderos jaquelados con orla de dos órdenes de jaqueles, escudo de armas de este apellido, que defienden la puerta. Gran parte del recinto mantiene las almenas y el bocel decorativo sobre el que se aprecia alguna tronera. El foso, excavado en roca natural, se mantiene completo y sorprende por su anchura y profundidad. En su entorno hay varios restos de garitas construidas cuando fue prisión. Quedan, a nivel inferior del castillo, algunos restos de las fortificaciones más antiguas que la fortaleza actual, son restos de muro que descendían desde el castillo para formar la cerca de la puebla. 

 

 

BALLESTEROS CAMPOS, Plácida V. /MOLINA CANTOS, Joaquín: “Chinchilla de Montearagón Turística, España 2006”. Nª Regtº. Propiedad Intelectual AB-728-2005. 


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